«Entonces una mujer sabia dio voces en la ciudad, diciendo: «Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él»», (2 Samuel 20:16, RVR1960).
La Biblia está llena de ejemplos de mujeres sabias que, con su discernimiento y valentía, hicieron una gran diferencia en momentos clave. En este pasaje, encontramos a una mujer cuya sabiduría no sólo salvó su ciudad, sino que también evitó un derramamiento innecesario de sangre. En esta historia, una mujer demuestra que, incluso en situaciones desesperadas, la sabiduría puede marcar la diferencia. No necesitó armas ni autoridad militar, sólo usó su discernimiento, sus palabras y su valentía para resolver un conflicto y salvar vidas.
En 2 Samuel 20, un hombre llamado Seba lideró una rebelión contra el rey David y se refugió en una ciudad llamada Abel-bet-maaca. Joab, el comandante del ejército, llegó dispuesto a destruir la ciudad para atraparlo. Imagina el pánico entre las familias, los niños y las personas inocentes que estaban a punto de pagar por algo que no habían hecho.
Pero en medio de ese caos, una mujer sabia decidió intervenir. Habló directamente con Joab, encontró una solución justa y salvó a toda la ciudad. Ella no llegó gritando ni acusando a Joab. Sus palabras fueron claras, respetuosas y estratégicas. Esta mujer no buscaba salvarse a sí misma, sino proteger a toda la ciudad. Muchas veces, la verdadera sabiduría está en buscar lo mejor para los demás, incluso si requiere sacrificio de nuestra parte.
Oremos a Dios: «Señor, ayúdame a ser como esta mujer sabia. Dame la valentía para dar el paso cuando veo que algo está mal. Enséñame a usar mis palabras para traer paz y a buscar el bienestar de los demás en lugar de pensar sólo en mí. Dame sabiduría para actuar con amor y justicia. Gracias porque siempre estás conmigo en cada decisión. En el nombre de Jesús, amén.»
