Después del terrible sacudón que la madre naturaleza nos dio y tratando de recuperar el equilibrio sicológico, habiendo visto tan terribles dramas de familias enteras que se han quedado sin casa, hay que hacer un esfuerzo para recuperar la esperanza, y más aún viendo en acción el auxilio del gobierno, la Iglesia, y personas particulares. Sí Señor, es terrible lo que sucede: la pandemia, terremoto, pero estamos de acuerdo que la solidaridad de todos y el esfuerzo de muchos va a lograr que las cosas y en este mundo en permanente movimiento recuperen lo perdido, especialmente los más pobres.

Hay algo que me clavó otra espina más en mi débil corazón: la imagen de San José que cayó con el sismo desde su lugar y se destrozó. Porque además de ser un objeto de profunda veneración, no olvidemos que Dios lo eligió para ser el custodio de Nuestra Madre Santísima y Padre adoptivo de Ntro. Señor Jesucristo, era una obra de arte que adornaba e inspiraba nuestra espiritualidad, y ejemplo de santidad, la de un humilde y abnegado trabajador.

No en vano el Evangelista San Mateo en el cap. 1 versículo 18 al 19 dice: “Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José, y cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José que era un hombre Justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.”

Estas pocas palabras bastan y destacan la calidad de hombre y la altura de su santidad…¿Quién le hubiera creído a María que estaba embarazada por obra del Espíritu Santo si José la hubiera denunciado públicamente?. El decide irse en secreto, de esa manera la culpa recaería sobre él, y María quedaría a salvo. Si la denunciaba públicamente para deshacer el compromiso, María corría el peligro cierto de morir lapidada por adúltera, es decir la hubieran matado a pedradas en la plaza pública.

Gracias a que Dios todo lo tiene previsto en su plan de salvación, las dudas de José fueron disipadas por la visita del Ángel Gabriel que le comunica: “José. Hijo de David, no temas recibir a María tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un Hijo a quien pondrás el Nombre de Jesús, porque El salvará a su Pueblo de todos sus pecados”

De esa manera San José se convierte en custodio de la sagrada familia, y ante todos padre del Hijo de Dios Padre eterno.

Esta misión este hombre Justo, santo, la hizo en verdadera fidelidad y en silencio, cuidando a María y a su Hijo, como si fueran suyos, pero teniendo en cuenta que los dos pertenecían a Dios, tanto la Madre como el Hijo. Para nosotros los Católicos es un verdadero ejemplo de santidad que deberíamos imitar sin olvidar que puede mucho que nosotros le pidamos que por su intercesión Dios nos ayude, ya que pertenece a la familia divina de una manera muy especial.

 

J.R. Millán


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