El Congreso necesitaba de la buena voluntad de algún patriota tucumano que ofreciera su casa para poder sesionar. La señora Francisca Bazán de Laguna ofreció su casa sin condiciones, haciendo gala de generosidad y patriotismo. Y no solo eso, sino que hizo demoler paredes para transformar las habitaciones en un salón de 15 metros de largo por 5 metros de ancho.
La casa se encuentra en la calle Congreso 151, que en esa época se llamaba calle del Rey y conserva muebles y objetos de 1816 que fueron usados por los patriotas.
Hoy funciona como museo, debido al gran valor histórico que encierran sus paredes. Sin embargo, la Casa de Tucumán o Casa Histórica de la Independencia es algo más que un museo que sirve sólo para recordar sucesos históricos. Es uno de los símbolos que representa la Libertad y que refuerza nuestro sentido de pertenencia a la Patria que nos cobija.
La libertad es quizás el don más precioso para el ser humano. Es la facultad natural de decidir qué hacer y qué no, sin otra sujeción que la propia conciencia y voluntad.
Sin embargo, al ser un don tan grande y valioso, implica una gran responsabilidad: no se debe interferir con los derechos equivalentes de otras personas.
Datos extraídos de Diario de Cuyo.