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Este artículo está dirigido a los padres de este Rinconcito:

 

Los límites en los hijos

Te presento 7 consejos para aprender a poner límites a niñas y niños.

Marcar límites es la gran herramienta de crianza que impacta sobre la fortaleza emocional de los niños. Es mucho más que enseñarles qué es lo que está bien y qué es lo que está mal: es permitirles desarrollar la capacidad de aprender, ajustarse inteligentemente a las normas y hacerlos sentirse más seguros, cuidados y valorados. Al poner límites, papás, mamás y cuidadores dan una estructura comprensible que permite a niños y niñas entender lo que pasa a su alrededor y les aportan una orientación para la vida. Como sabemos que la tarea de poner límites no es sencilla, compartimos algunos consejos bien prácticos:

Consecuencias naturales
Una manera efectiva de poner límites es exponiendo a los niños y niñas a las “consecuencias naturales” de sus actos. Eso los ayudará a tomar conciencia sobre la responsabilidad que tienen. Por ejemplo, si un niño no quiere hacer los deberes, dejar que vaya a la escuela sin ellos y se responsabilice por no haberlos llevado. Luego, podrán conversar en familia sobre la experiencia y lo aprendido.

Actuar de acuerdo con el momento del desarrollo
A la hora de poner límites, se debe tener en cuenta que cada niño niña es diferente y la edad influye por el momento del desarrollo en el que se encuentra. Informarnos y conocerlas nos ayuda a predisponernos adecuadamente a ellas.

Anticipar a los niños lo qué esperamos de ellos
Podemos adelantarles lo que vamos a solicitarles. Por ejemplo, decirles: “Cuando termine de cocinar, te voy a pedir ayuda para poner la mesa”. De esta forma, podrán estar más predispuestos a dejar lo que estaban haciendo para cambiar de actividad.

No exponerlos a situaciones que no pueden manejar
Si sabemos que no están preparados para una determinada situación, que puede desatar un berrinche junto con el enojo de los adultos, puede que lo mejor sea no llevarlos. Un ejemplo de esto es las idas al supermercado: puede que lo mejor sea evitarlas, hasta que los niños puedan tolerarlo mejor.

Pérdida de privilegios
Cuando un niño o niña transgrede una regla que conoce, se le puede privar de una actividad que disfrute. Esto no implica una penitencia, sino que forma parte de un acuerdo establecido entre el niño y el adulto previamente.

Aplicar el “tiempo fuera”
Cuando el niño o niña no está en condiciones de escuchar lo que se le está diciendo o se niega a hacerlo, se lo puede llevar a un lugar tranquilo por un tiempo razonable. Luego, se podrá hablar en familia para reflexionar sobre lo sucedido, buscando soluciones a la situación que motivó la penitencia.

Ignorar como herramienta
En algunas situaciones, ante comportamientos irritantes y repetitivos de los niños, una solución posible es ignorar ese comportamiento. Al principio, empeorará; pero luego, de a poco, este comportamiento empezará a debilitarse hasta desaparecer.

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