Por Alejandro E. Salazar Peñaloza

 

Los nombres de Tita y Rodhesia son claves en la historia de todos los niños y niñas de la Argentina por varias generaciones. Es que estas golosinas eran (y aún lo son) parte de las meriendas, y por qué no, de aquellos que entre una cosa y otra se tientan con algo dulce.

Hace unos años, una historia comenzó a recorrer muchos sitios virtuales, que en forma descarada y casi como un chisme barato contaban una serie de hechos que involucraban a nuestras queridas galletitas cubiertas de chocolate.

Esta leyenda narraba el desenlace de una dura competencia. Edelmiro Carlos Rodhesia fue el creador de una industria alimenticia junto a su esposa Lidia Martínez de Terrabusi (una mujer que había quedado viuda). Para 1949 habría creado la famosa “Tita” junto a su hija Melba, esta golosina revolucionó el comercio de la época. En el relato, se dice que Lidia había engañado a Edelmiro y que su única hija Melba no era su hija, y él la trataba con cierto rechazo.

El éxito de Rodhesia fue creciendo, sus ventas se aceleraron, lo que comenzó a molestar a la máxima competencia, la familia Bagley, quienes parecían llegar al cierre de su empresa. Es aquí donde la tragedia comienza a jugar un papel clave. Para 1956, Roberto Babley, heredero de los rivales, disparó contra Edelmiro asesinándolo y luego dándose a la fuga y luego capturado.

La mujer de Rodhesia, nuevamente había quedado viuda, y para 1959, decidió vender la empresa a un primo de su primer marido, José Félix Terrabusi, quien para 1971 decidió en honor a Edelmiro sacar a la venta a Rodhesia.

Aunque la historia de Tita y Rodhesia tal vez no sea tan así, lo que sí sabemos es que su sabor aún nos sigue alegrando los días.

 

Fuentes:

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