Debo agradecer a mi madre por la manera en que me crió, libre de prejuicios de la sociedad.
Me enseñó a creer en mí y en mis sueños, a no temer a la vida, ni al amor, pero tampoco al dolor; me enseñó que a los problemas se les hace frente. Jamás me detuvo, me enseñó a volar.
—A donde quiera que vayas, me tienes en tu corazón —dijo mientras me daba su bendición.
Ella se ha ido, y aunque no quería verme llorar, es inevitable no sufrir su ausencia; se ha desvanecido su mirada afable, su voz serena con sabios consejos, su aroma a flor bañada de rocío, las caricias de sus manos ásperas, propias de una mujer trabajadora.
A pesar de este dolor retomaré el camino, mi madre quería verme fuerte y dispuesta a vivir. Continuaré el viaje sin ninguna duda, desde el cielo un hermoso ángel vela por mí.
🍂Libro: Buenas noches, desolación #SueZurita
Pintura: Amy Judd
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