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Jueves, 21 horas. El frío del invierno se hace sentir en la provincia. Y en la oscuridad de la noche, entre las luces de viviendas y la calle, hay personas que deambulan sin un techo. Acostumbrados a que la calle es su lugar se esconden entre árboles y lugares oscuros de la Terminal de Ómnibus y zonas aledañas.

Ellos se sienten marginados, por su situación, por no tener un trabajo, por vivir la calle. Pero tienen sus historias, tienen su voz, y hablan de lo duro que es vivir sin un rumbo durante muchos años en Tiempo de San Juan .

No revelaron sus identidades, por miedo y por seguir en el anonimato. No quieren fotografías tampoco, solo se limitaron a decir que tenían entre 40 y 60 años. Hasta fingieron nombres por un rato.

JUAN (Nombre ficticio): «Como lo que pillo»

«Vivir en la calle es horrible», dijo uno de ellos. «Hace 4 años que estoy en la calle, no tengo trabajo y no me dan tampoco, ni siquiera tengo el secundario», dice, pero asegura que tuvo su paso «por la Marina y que eso me llevó a tener trabajo muchos años, tengo 18 años de seguridad, pero luego me sacaron»

Cuenta que actualmente está en la calle y que viene de Rivadavia «caminando para estar con los amigos (otras personas que conoció en la calle), me quedo vuelteando y buscando a los muchachos a que vengan para acá o me voy para la casa de ellos». 

«Es horrible dormir en la calle. Yo tengo un refugio que es techo y dos paredes así que me entra todo el frío, vivo solo, tirado. Y no lo soporto. Tengo 46 años, hace 4 años falleció mi mamá y me corrieron de donde alquilábamos toda la vida porque el trato era con ella, y me tuve que ir y quedé en la calle», cuenta. 

«Como lo que pillo, la comida la saco de la basura; de los basureros de un conocido supermercado. La gente no te da nada. El abrigo yo me lo conseguí porque me hice amigo de un cafetero, que con unos compañeros me juntaron un par de cosas para taparme en la noche», agregó. Y, dijo: «yo me he pasado 28 días sin desayunar, sin almorzar, sin merendar y sin cenar; estuve a agua y es muy feo, es muy feo que la gente mire para otro lado». 

«Cuando llega la noche la policía nos corre y dormimos adonde pillemos porque no tenemos donde estar. Yo estuve 190 días en un refugio y me fui de forma voluntaria porque no aguantaba más, y desde ese momento estoy en la calle», comentó.

Cuenta su paso por un refugio, del que no quiso dar nombre, y dice que «éramos dos sanjuaninos y todos los demás mendocinos, neuquinos, pampeanos… me robaron y no los pillé».

«Antes había más gente en la Terminal durmiendo, pero algunos se esconden o se dan una vuelta en la mañana y se van porque no nos dejan estar acá», dijo.

PEDRO (Nombre ficticio): «Vivir en la calle y sufrir las inclemencias del tiempo para nadie es grato»

«Vivir en la calle y sufrir las inclemencias del tiempo sobre todo con estas temperaturas para nadie es grato, parece que para otros vernos sienten que nos gusta a nosotros, y eso básicamente no es así», comienza reflexionando otro de los hombres que hace casi 4 años transita sin rumbo por la calle.

Dijo que «estamos en esta situación por circunstancias de la vida, que nos lleva a estar en esta situación y si a eso le agregas todo lo demás, la falta de trabajo, básicamente el tema de la edad que es el primer escollo que tenemos que sortear nosotros, que tengas una educación por lo menos básica… la situación es jodida para todos y estamos viendo que mucha gente está siendo despedida y nosotros queremos entrar en esa posibilidad de tener un trabajo, es difícil».

«El mirar para otro lado de parte de la sociedad, simplemente ellos creen que a nosotros nos gusta estar así. Nosotros ya hemos intentado pedir ayuda», explicó. Cuando le preguntamos dónde dormía, simplemente dijo «hay techos, pero no tenés agua, luz, ventanas. Uno duerme abajo de un árbol, otro duerme en una pieza cerradita».

«Somos mucho más de 10 o 15 personas. Muchos de ellos se están muriendo. Cada tres o cuatro días se muere uno, pasa el mes, y otro del mismo grupo… y te vas a sorprender. Mirar para otro lado es costumbre de esta sociedad, y tapa todo lo que se podría hacer con el tema de no involucrarse y no meterse», comentó. Y en ese sentido dijo que «el sábado o domingo falleció uno, con una cirrosis de aquella, y vivía en la calle». 

«Todos hemos pasado varios días sin comer, es la normal. Como podés tener la suerte de que no te ocurra eso durante una semana, y que estés bien y tengas suerte de encontrar algo para alimentarte», explicó. 

Comenta que cuando cambió la situación en el estacionamiento de la Terminal «toda esa gente que tenía familia, olvidate, los estás corriendo a los límites y el que no tiene la cabeza bien puesta, quiere hacerla fácil. Entonces tenés más delincuencia, más alcoholismo, más droga… al quitarle el sustento a alguien generás lo peor de esa persona». 

Personal policial recorre durante todo el día la Terminal.

 

«EL VIEJO», EN SILENCIO

Entre las personas que contaban cómo es la vida en la calle había un señor que se mantuvo en silencio. No quiso hablar, sólo se limitó a decir que tenía 53 años. Y reía y asentía lo que decían sus «amigos de la calle». 

Su rostro lleno de arrugas, un pelo largo, barba larga… así se lo veía, acentuando más su dura vida en la calle. La ropa que encontró en la calle y usaba para abrigarse le servían también para darle calor a una pequeña perra que asegura «tiene 8 años». Tenía poca comida para él, y más para su fiel compañera. 

 

OPERATIVO INVIERNO 

En el mes de Mayo, la Dirección de Emergencia Social dispuso, como cada año, un equipo de profesionales que recorren distintas zonas de la provincia buscando personas que están en situación de vulnerabilidad. Las recorridas son sobre todo en el Gran San Juan como también, de manera articulada con las áreas sociales del resto de los 19 municipios.

Cuando los profesionales entrevistan a una persona en situación de calle se solicitan los datos personales, se consulta sobre las circunstancias que los llevaron a esta situación y se comunica distintas políticas sociales que pueden abarcarlos como posibles beneficiarios.

La asistencia va desde el traslado a alguna residencia estatal, como por ejemplo «Papa Francisco» (que funciona en el ex Servicio de Urgencias del Hospital Rawson), hasta la provisión de alimentos.

 

UN KIT DE ABRIGO PARA PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE

Muchas personas que están acostumbradas a vivir en la calle no aceptan la ayuda del Estado provincial, como por ejemplo, el traslado a un refugio. Ante esta situación, el Ministerio de Desarrollo Humano comenzó con la entrega de un kit de asistencia, el cual consta de: frazada, mochila, calzado, ropa interior, ropa de abrigo, bufanda y guantes.

En su momento, el director de Emergencia Social, Sergio Pelaitay dijo que «hay un porcentaje que no accede a que podamos tenerlos dentro de un refugio y muchos de ellos eligen esa condición de vida. Ahí nuestra función es informarles con las herramientas que contamos desde el ministerio, como es el caso de los refugios que son completamente equipados desde una amplia y variada alimentación hasta salas de juego para esparcimiento”.

 

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Fuente: https://www.tiempodesanjuan.com

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