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No importa el frío, ni el calor, tampoco la espera. Desde que los casinos y salas de juego reabrieron sus puertas en San Juan, el pasado septiembre, el escenario se repite en todas ellas: colas de hasta dos cuadras de largo para poder entrar.

La crisis económica y la pandemia no importan si de juego se trata. Al contrario de lo que muchos creen, la pandemia no modificó demasiado la situación de los jugadores compulsivos en la provincia, que se agolpan en la puerta de los locales para entrar.

Gustavo forma parte de Jugadores Anónimos, habló con Tiempo de San Juan y contó cómo viven, en tiempos de pandemia, los sanjuaninos que sufren la ludopatía.

«En esta pandemia han pasado dos cosas, que la gente al no poder salir, no ir a fiestas, no gastar en nada, tiene para ir al casino y gasta ahí. Lo otro que ha pasado es que acá se prohibieron un tiempo, en fase 1, y eso le sirvió a muchos jugadores que se volcaron a pedir ayuda», explicó el sanjuanino, que lleva 10 años sin entrar a un casino y que ahora ayuda a otros a salir de la adicción.

Durante la cuarentena fueron millones los argentinos que perdieron el trabajo y San Juan no fue la excepción. Sin embargo, parece ser que para los jugadores adictos, siempre hay un vuelto para ir a apostarlo. 

«Cuando uno es ludópata, te dicen que hay tres cosas que te pueden pasar: la locura, la cárcel o la muerte. Hace poco tuvimos acá el caso de un señor que murió en una sala de juegos. Si no tenemos el dinero, le robamos hasta a los familiares», relató Gustavo. 

En la actualidad, las casas de juego de la provincia solo trabajan al 30% de su capacidad y esto hace que las colas afuera sean algo permanente. 

«Acá, como mucho, hay una espera de 30 minutos», relató la encargada de la sala de juego ubicada en Mendoza y Mitre, una de las más concurridas. 

La fila avanza rápido pero, a pesar de todo, se renueva la gente que llega a esperar y lo hace con la misma velocidad con la que ingresan. 

Los días de mayor movimiento son los fines de semana pero, inclusive un lunes, se pueden encontrar filas de hasta una cuadra. 

En el interior de las salas, el distanciamiento se respeta a rajatabla y no se le permite a los clientes circular. Si no están jugando, deben retirarse. 

«Cuando los jugadores estamos en plena carrera no tenemos el tiempo de parar y decir: estoy enfermo. Con esto de no jugar durante un tiempo ha habido muchos que, con la mente fría, pidieron ayuda», explicó el ex jugador. 

Gustavo, se ocupa de aclarar que desde Jugadores Anónimos no tienen «nada contra las salas de juego porque no todos los que están en esas colas son compulsivos, pero sí hay una gran parte», aseguró. 

La asociación se mantiene con sus propios aportes y tienen modalidad virtual y presencial. Los viernes, el grupo de reúne frente a la Iglesia de Andacollo, en Chimbas, de 20 a 22. Además tienen el número de Whats App (264 565 8136). 

Las consultas aumentaron considerablemente en tiempo de pandemia y no sólo porque muchos pudieron tomar distancia y darse cuenta de su enfermedad, sino porque otros tantos sufrieron las consecuencias de la abstinencia. 

Para recibir ayuda también podés informarte en www.jugadoresanonimos.org.ar. 
 

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Fuente: https://www.tiempodesanjuan.com

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