Alejandro E. Salazar Peñaloza (*)
Los sanjuaninos han sido protagonistas de múltiples situaciones a lo largo de su historia. El espacio ha condicionado los planes y los proyectos que nuestros bisabuelos, abuelos habían pensado con tanto cariño. Sin embargo la lucha y la fe lograron siempre imponerse frente a la adversidad.
El 15 de enero de 1944 parecía un sábado cualquiera de verano, con una temperatura calurosa, todos se disponían a disfrutar de aquel fin de semana. Las calles repletas de gente, los bares dispuestos a brindar sus famosos cocteles. Las iglesias listas para otorgar el sacramento del matrimonio. Nadie vio venir el futuro, que se disfrazó de una de las tragedias más duras para los sanjuaninos.
A las 20:49 un sismo con una magnitud de IX grados de escala Mercalli, devoró la ciudad en cuestión de segundos, aquella ciudad de estilo colonial fue derribada en un 90% de sus construcciones. Minutos después los sobrevivientes recuerdan encontrarse aturdidos y desorientados. Como pudieron comenzaron el rescate de las víctimas. Entre los escombros, los sobrevivientes recuerdan los gritos, y el pedido de auxilio. Una nube de polvo se posó sobre San Juan.
Pronto la ayuda llegó, sin dudarlo, mendocinos y chilenos emprendieron su viaje rumbo a San Juan. Se improvisó hospitales en la calle, todos eran iguales, no había diferencia de ningún tipo. Los cuerpos fueron juntados y trasladados a una fosa común en el cementerio. Allí los cuerpos rociados con algún líquido inflamable y quemados para evitar las epidemias que podían darse.
El futuro había llegado de la mano de la tragedia. En aquellos años el gobierno provincial estaba a cargo de las intervenciones nacionales, David Uriburu debió dar las primeras órdenes, pero rápidamente fue reemplazado por el coronel Sosa Molina el 28 de enero. Las acciones infatigables del nuevo interventor permitieron dar tranquilidad a una población asustada y hambreada.
Desde Buenos Aires las colectas, la participación y compromiso del coronel Juan Domingo Perón fueron centrales. La famosa colecta en el Luna Park permitió que Eva Duarte conociera a Perón.
Los días y los meses pasaron, limpiar los escombros mostraba las dos caras de una realidad, aquel San Juan previo al ’44 no volvería y por otro lado había que pensar un nuevo San Juan. La Junta de Reconstrucción fue un organismo central aunque las diferencias entre sus miembros era un hecho. El primer punto era: trasladar la ciudad a otro lugar (Pocito, Caucete) o dejarla donde estaba.
Un nuevo modelo de ciudad se comenzó a planificar, con un trazado diferente y con un eje central la calle José Ignacio de la Roza, y desde ahí todo debía organizarse.
Aquellos hombres, los sobrevivientes, apostaron a un nuevo San Juan, ante las inclemencias no desertaron, arremangaron sus camisas y con pala y pico dieron vida a una nueva ciudad, sin olvidar el dolor.
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Bibliografía consultada
- Basualdo, H.; Gómez, Y; Ferrer, R.; Miranda G. El testimonio oral: Teoría y Práctica. Hitos y Procesos en la Historia Contemporánea de San Juan 1944-1977. San Juan, Editorial FFHA-UNSJ. 2000
- Videla, H.; Historia de San Juan. Buenos Aires. Plus Ultra.1992
(*)Prof. Titular: Cátedra Antropología Cultural- Dpto. Historia- FFHA- UNSJ