Sí, la verdad que nunca habíamos vivido una situación como ésta. La Pandemia ha llegado a San Juan para alterar todo nuestro sistema de vida.
“La veíamos venir”, “Era de esperarse”, dicen los expertos, “entre todos la vamos a derrotar”, dicen los gobernantes, tratando de educar a la gente para que se quede en sus casas.
Otras voces hablan en videos por internet de un complot terrible para eliminar parte de la humanidad…”todo es mentira”…”no se pongan la vacuna”…
A la incertidumbre y el miedo se asocian la confusión y las voces desesperadas, porque hay muchos que tienen que trabajar y no lo van a poder hacer con las puertas cerradas de sus negocios. Entonces asoma el fantasma de la pobreza, la falta de recursos, la desesperación…
Es como una invasión misteriosa, invisible, que ataca desde las sombras aprovechando a vehículos ignorantes que trasladan y contaminan sin darse cuenta.
En primera línea contra este ataque lento y devastador están los integrantes (todos) del sistema de salud, las autoridades, y nosotros tomando conciencia de que hay un peligro real en el contacto con las personas.
Cuánto extrañamos ya a las personas que están lejos y que no podemos visitar, abrazar, hijos, nietos, padres; no, nunca hemos vivido una situación como ésta.
Pandemias a lo largo de la historia ha habido muchas, sin embargo, para nosotros eran cosa del pasado. ¿Sabía ud. por ejemplo que Santa Bárbara llegó a ser nuestra Santa Patrona debido a la epidemia de Cólera que azotó no sólo a nuestro pueblo, sino al mundo entero?
Sí, hay que volver a mirar al pasado y darnos cuenta de que vivimos en un hermoso planeta, pero que hay que luchar para sobrevivir en él, porque siempre la muerte acecha a la vida que Dios creó.
Por eso sin buscar porqués y acusar a unos y a otros, lo único que podemos hacer nosotros es cuidarnos y cuidar a los demás, y lo más importante, volver a Dios.
El mundo actual, o la mayoría de las personas, se ha olvidado de que sin Dios la humanidad no podrá sobrevivir a los enemigos que la acechan.
Volver a Dios no es salir corriendo a prenderle una vela al santo que más cerca tengo, sino darnos cuenta de que existimos, porque Alguien lo ha querido; ese Alguien está esperando que le demos gracias por el aire que respiramos, ese Dios espera que con el corazón le digamos “Padre nuestro necesitamos tu ayuda”, no permitas que esto avance, que tu Hijo muy amado Jesucristo camine entre nosotros y nos ayude a vivir de otra manera, que tu Espíritu Santo nos haga tomar conciencia que no estamos en este mundo por casualidad ni de vacaciones, que enderecemos nuestros caminos y podamos mostrarle a Dios Padre que queremos ser sus hijos verdaderamente.
Que nos demos cuenta de que nuestra arrogancia nos ha llevado a creer que Dios nos debe algo porque somos “buenos y honrados”.
Volvamos a Dios con la cabeza gacha y démosle gracias, imploremos su perdón y humildemente pidámosle: “Ven Señor Jesús”, te necesitamos. ¡Sálvanos Señor!, Con la Virgen María te lo pedimos Señor y todos los santos te lo pedimos Señor.
J.R. Millán