Domingo Faustino Sarmiento nació el 15 de febrero de 1811 en el pueblo de Carrascal, en la provincia de San Juan.
Su madre fue Doña Paula Albarracín y su padre Don Clemente Sarmiento.
Su formación es principalmente autodidacta.
Adversario de Juan Manuel de Rosas, emigra a Chile cuando el general Paz es derrotado por Quiroga (1831).
En 1836 regresó pero volvió a emigrar a Chile en 1840. Allí inicia su colaboración en el «El Mercurio».
Realizó importantes aportes pedagógicos en Chile y Argentina.
Se une a Urquiza para luchar contra Rosas pero se separa después de la batalla de Caseros.
Más tarde es Ministro de Estado y Gobernador de San Juan durante la presidencia de Mitre.
Luego es enviado como diplomático a los Estados Unidos. Regresó a su país al ser elegido Presidente de la República Argentina, cargo que ejerce desde 1868 hasta 1874.
Terminó la guerra con el Paraguay, fundó el Observatorio Astronómico y creó las Escuelas Militar y Naval. Con posterioridad a su mandato presidencial fue Ministro del Interior y Director de Escuelas.
Se retiró a Asunción del Paraguay. Escribió obras de tipo biográfico y autobiográfico como «Recuerdos de Provincia», «Mi Defensa», «Vida de Dominguito» y «Facundo». De carácter pedagógico «Educación Popular», «Memoria sobre educación común» y políticas tales como «Las ciento y una», «Argirópolis y «Comentario a la Constitución de la Confederación Argentina«.
Falleció el 11 de Septiembre de 1888 en Asunción del Paraguay de una afección cardíaca.
Algunas de las grandes frases del Maestro de América:
«Hombre, pueblo, Nación, Estado: todo está en los humildes bancos de la escuela».
«Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización».
«Todos los problemas son problemas de educación».
«El buen salario, la comida abundante, el buen vestir y la libertad educan a un adulto como la escuela a un niño».
«Las ideas no se matan».
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