Alejandro E. Salazar (*)
Los relatos orales son una de las formas de mayor trascendencia del Hombre. Éstas permiten conocer hechos importantes dentro de las sociedades y por lo tanto también nos enseñan aquel legado que nuestros abuelos han recibido y nosotros conocemos.
Entre los relatos más importantes, las leyendas, los mitos, las canciones, los cuentos nos permiten conocer a personas, personajes y seres fantásticos que nos maravillan y también nos producen miedo. Este pequeño artículo nos ayudará a recordar a una persona que vivió y se convirtió en un santo popular.
Camino a la Difunta Correa desde la capital de San Juan, encontramos por la ruta un paisaje agreste, desértico, característico de nuestra geografía. En este trayecto el color rojo nos llama la atención, muchas ermitas y santuarios del Gauchito Gil pintan el recorrido. Antes de llegar al paraje de la Difunta encontramos un paraje especial y muy característico en el que encontramos un gran cúmulo de chatarra de autos, patentes, auto partes y la famosa frase “Gracias Caputo”.
A diferencia de leyendas populares que provienen de un relato mágico y/o místico de leyendas o mitos, Nicolás Florencio Caputo fue una persona común y corriente. Para conocer esta historia nos remontamos al año 1939; aún existía una provincia con un aire colonial y su arquitectura era totalmente diferente a la actual (aun el terremoto del ´44 no había sucedido).
La historia tiene diferentes relatos y documentos oficiales que han permitido reconstruir los hechos y así encontrar la culpabilidad de los asesinos. Nicolás Florencio Caputo era un taxista que ganaba su vida llevando a las personas a sus destinos. Este asesinato había sido planificado tiempo antes. Entre los asesinos de Caputo y personajes de la historia encontramos a Juan Manuel Eciolaza, un cordobés que había llegado a San Juan a mejorar su vida con suerte y apoyo de Riso Patrón, jefe de la policía de Pocito, quien lo ayudó a entrar a la fuerza. El cordobés se convirtió en agente de la policía en Carpintería. Con el tiempo José Demetrio Eciolaza, primo de Juan Manuel, se escriben para contarse cómo eran sus vidas, Juan le responde invitándolo a San Juan ya que su suerte podría cambiar.
En el mes de abril de 1939, llegó José Demetrio con su joven novia Anita. Al pasar los días José le hace una proposición a Juan; este plan era hacer una buena diferencia de dinero robando un auto y vendiéndolo en Córdoba. Para esto ambos primos llegaron a la capital y observaron diversos autos entre los que observaron el Ford V-8, patente 3-008, modelo 1938, color azul, era el vehículo de Caputo.
El 5 de mayo ambos primos llegaron a la capital, almorzaron por las inmediaciones de la Plaza 25 de Mayo, y una vez que marcaron el auto de Nicolás, se dirigieron a éste. Los malhechores contrataron el servicio del taxista para que los trasladen hasta la Difunta alegando que debían cumplir una promesa. Según algunos relatos ambos se sentaron en la parte de atrás del auto y conversaron tranquilamente.
Antes del paraje de Vallecito, José pidió a Caputo que parase porque necesitaba defecar. Pero una discusión entre Juan y el Nicolás terminó de la peor forma, un disparo hirió de muerte al taxista. Pese al “error” el plan siguió su curso, unos días antes José había robado una patente número 7-225 de la subcomisaria de Pocito, ambos cambiaron la patente del Ford y siguieron su marcha a Córdoba.
La investigación llevó un tiempo desde que el padre del taxista hizo la denuncia, hasta que encuentran a los asesinos y el Ford azul. Sin embargo el cuerpo demoró en ser encontrado. Para aquel momento era la noticia de la provincia. El cadáver fue hallado por unos trabajadores de vialidad, entre las mujeres se decía “igual que la difunta- pobre mártir”.
Esta historia dibuja mucho más que un simple asesinato, la misma se convirtió en un caso emblemático; con el tiempo algunos “milagros” de Caputo lo llevaron a convertirse en un santo popular. Es evidente que la forma en que este taxista encontró la muerte sirvió como forma de santificación para los sanjuaninos y en especial aquellos que surcan las rutas. Hoy el paraje sirve de descanso, pero en aquel silencio y ese aire enrarecido traen en la imaginación de quien mira el lugar como si contara una película policial.
Bibliografía
· BATALLER J.C., El primer taxista asesinado en San Juan: En: San Juan al Mundo- Fundación Bataller
· DELGADO, J.; MERCADO, R.; RODRÍGUEZ O.; Devociones, “Santos” y Creencias. Cultos Populares en la Argentina, En: Todo es Historia. 2004
(*) Prof. Titular de la Cátedra Antropología- Dpto. Historia- FFHA-UNSJ