😔💔
«Él se lo pierde» me dijeron toda mi niñez ante cada lágrima que derramaba por él. Porque yo no tenía un papá como mis amigas.
Cada ausencia, cada logro donde mis ojos lo buscaron, sin éxito en cada rincón.
«Él se lo pierde» le dijeron a mi madre.
Mientras enloquecía e intentaba hacerme creer que no era tan grave. Mientras dos manos no le alcanzaban para sostener tanta soledad. Mientras intentaba desaparecer cuando yo me ponía triste.
«Él se lo pierde» nos dijeron.
Y nos mintieron!!
Él no se perdió nada.
Él viajó.
Él amó.
Él construyó una nueva vida.
Él disfrutó.
Él vivió la vida que quiso.
Él fue feliz.
Él disfrutó su dinero.
Él se despertó sin preocupación de llevarnos a la escuela.
Él no se preocupó por estar ahí cuando llegaba de la escuela.
Él no se quedó sin un bocado de su boca para dármelo a mi.
Él no tuvo interés por mi salud.
Él no se interesó qué color era mi favorito.
Él no curó mis raspones de mis caídas.
Él no estuvo en mis días tristes.
Él no se dio cuenta que no me iba tan bien en mi vida.
Fue feliz a costa de nuestras noches de insomnio, de terror, de pánico. A costa de que pasáramos carencias emocionales. De que nos falte de todo.
A costa de nuestra felicidad, de nuestra salud.
Él no se lo perdió.
Nosotras nos lo perdimos.
Nosotras teníamos derechos y él obligaciones.
Porque la persona que abandona no pierde; se libera de obligaciones, se libera de estrés, se libera de preocupaciones.
Y en sus elecciones, eligen no llevar a sus hij@s nunca más a un cumpleaños, ni de vacaciones, ni comprarles un regalo para una amistad, ni ir a pedir la beca para el colegio, ni pagar un campamento de verano, ni venir a un cumpleaños (o llamar), ni a cuidar una fiebre,
Nada…
Y esto muchas veces sucede antes del abandono físico. Varones que les cuesta hacerse cargo de la paternidad.
Aunque la hayan deseado.
Que no saben cómo.
Que ni se les cruza por la cabeza dejar de salir o de ir a jugar.