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A una semana del comienzo del confinamiento decretado por la pandemia, los comerciantes que están autorizados a abrir sus puertas y que optaron por trabajar de corrido para aprovechar al máximo el horario permitido señalaron que a los sanjuaninos les cuesta adaptarse a la siesta, ya que el movimiento desciende al ritmo que lo hacen las ventas.
Tiempo de San Juan consultó con algunos de los rubros que abrieron durante estos días de restricciones y la mayoría coincidió con la baja concurrencia de clientes después de las dos de la tarde. Si bien hay algunos comercios que se vieron más afectados que otros por la poca circulación de personas en la calle, casi todos indicaron que entre las 15 y las 17 la actividad es nula y “todo está muerto”.
El propietario de una ferretería situada en Sargento Cabral y Paula Albarracín de Sarmiento, Guillermo Cabrera, sostuvo que era previsible que eso pasara. “Se frena todo en ese rango horario y es lógico porque la gente frena sus actividades para comer y descansar”, detalló.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Kiscos de San Juan y dueño de un local ubicado en Libertador y Urquiza, Claudio Rimza, manifestó que directamente no hay circulación de personas durante la siesta, por lo que no venden nada en ese lapso. “A todos nos debe pasar lo mismo, ni hablar de los kioscos que están en pleno centro”, agregó.
En ese contexto, el dirigente aseguró que pretenden dialogar con las autoridades del gobierno provincial para extender los horarios por lo perjudicial que ha sido hasta el momento para el rubro. “Creemos que hay que modificar los horarios, hay que pensar en las fuentes de trabajo, uno sigue asumiendo los costos, a pesar de las restricciones”, manifestó.
El dueño de un almacén de barrio de Rivadavia, Rodolfo Riofrío, explicó que si bien hay movimiento en la siesta es escaso y no pesa al momento de la facturación. “Particularmente en este barrio (Portal de los Andes), no se ve a nadie durante la siesta, lo cual resulta hasta peligroso estar así de expuestos, pero no nos queda otra porque hay que trabajar”, detalló.
La propietaria de una pañalera Del Oeste (también ubicada en Rivadavia), María, señaló que aunque el horario resulta poco habitual se registra un leve movimiento. “No viene mucha gente como sí viene en la mañana, pero viene al fin y al cabo”.
El rubro que pareciera que no se vio afectado, al menos por el cambio de horario, es el de las veterinarias, cuya actividad fue igualmente que las anteriores considerada esencial. Desde la Veterinaria Libertador indicaron que la aguja no se movió demasiado respecto a la apertura durante la siesta e, incluso, señalaron que algunos clientes se acoplaron al horario. Del mismo modo, desde la Veterinaria Alem sostuvieron que el movimiento de 15 a 17 dependió según el día. “Al tener el consultorio, la atención es normal”, dijeron.
El próximo lunes finalizarían las restricciones en todo el país, por lo que los comerciantes consultados -en general- se mostraron aliviados de regresar a la normalidad.