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Este miércoles, la Catedral sanjuanina se abrió a una Misa Crismal. Monseñor Jorge Lozano encabezó la celebración y dio un discurso marcado por la impronta social. Hizo un repaso por los hecho que más afectaron a la comunidad. Entre ellos, los dos principales, la pandemia y el terremoto. El arzobispo de San Juan de Cuyo estuvo acompañado por los curas párrocos de la provincia.
“La pandemia nos ha pegado fuerte a todos. Proyectos personales postergados o arruinados. Pérdida de empleo. Debilitamiento de los vínculos familiares. Miedo y angustia, no sólo en personas mayores solas”, inició Lozano. También habló de la pobreza y de los salud emocional y mental de los sanjuaninos en el contexto de aislamiento.
El máximo representante del catolicismo en San Juan dijo que “para muchas familias el terremoto del 18 de enero y las inundaciones posteriores implicaron un sufrimiento adicional insoportable. En la cercanía se puede palpar el desconsuelo de una realidad abrumadora”. “En esta misa Crismal renovamos como ungidos del Señor (otros Cristos) la disponibilidad para el envío. En este tiempo concreto al que también llamamos hoy”, resaltó.
Lozano reflexionó con los feligreses presentes: “Dispongamos el ánimo para realizar el recorrido de las celebraciones de la Semana Santa tocando con Jesús la experiencia de la limitación, el fracaso, la soledad. Cerca de su carne sufriente. Tengamos audacia y valentía para descender con él a los infiernos en que viven muchos en torno nuestro, para hacer juntos el camino que los levantemde la postración que los hace morder el polvo”.